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Trastorno del Espectro Autista en México
Se debe fortalecer el sistema de salud con diagnósticos y tratamientos tempranos que brinden calidad de vida a personas con TEA y sus familias
Este 2 de abril se conmemora el Día Mundial de la Concienciación sobre el Trastorno del Espectro Autista (TEA), en México se estima que cada año nacen alrededor de 6 mil niñas y niños con esta condición.
Hace 20 años se pensaba que 1 de mil menores tenía TEA, de acuerdo a un estudio que realizó la organización ‘Autismo Speaks’ sobre la prevalencia del autismo en México, la cifra reveló que 1 de cada 115 lo tienen.
Pero, ¿Qué es el TEA?
El Trastorno del Espectro Autista es de origen neurobiológico, no existe una causa determinada que explique su aparición, sin embargo, se considera genético y afecta la configuración del sistema nervioso y el funcionamiento cerebral.
Este trastorno acompaña a la persona durante toda su vida y aqueja principalmente la comunicación e interacción social, así como la flexibilidad del pensamiento y comportamiento.
No existen dos personas con TEA iguales, en cada niño dependerá de su propio desarrollo personal y los apoyos que pueda tener, además de si presenta o no discapacidad intelectual asociada y desarrollo del lenguaje.
¿Cuál es el panorama en México en cuanto a atención del TEA?
A nivel nacional el Sistema de Salud no cuenta con todos los instrumentos de tamizaje para diagnosticar TEA, lo cual implica detección y atención oportuna de quienes lo padecen, esto de acuerdo al informe sobre Infraestructura Disponible para la Atención de TEA.
Este informe señala la necesidad de desarrollar un protocolo y estrategias de capacitación al personal de salud en torno a este trastorno, ya que el porcentaje de unidades de primer nivel de atención que cuentan con médico o psicólogo con conocimientos en esta área fue menor del 13%, mientras que las instancias de segundo nivel es del 50%.
Asociaciones civiles enfocadas a apoyar en la materia remarcan la necesidad de tener un diagnóstico precoz y una atención integral.
El tratamiento debe ser orientado a facilitar apoyos individualizados, especializados y adecuados con perspectiva de género para mejorar la calidad de vida de cada persona con este trastorno y sus familias.
Conocer y comprender sus necesidades para eliminar prejuicios y discriminación; empatizar con ellos y sus familias, brindar el apoyo que permita a niñas y niños autistas tener una vida feliz para que puedan participar en la sociedad en igualdad de condiciones.