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Navidad para compartir

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Es tradicionalmente conocido que diciembre es un mes muy especial. Claro está que guarda su particularidad no solo por las luces, los adornos, las posadas y las vacaciones. 

Diciembre guarda entre sus días el misterio de Dios que se hace Niño.

Lo digo de forma clara porque para nadie es un secreto que se ha buscado “descristianizar” estas fechas, ignorando incluso el significado de la palabra Navidad. 

Aun con todo, lo que aquí quiero exponer toca algo muy práctico en la vida social: si bien diciembre es un mes que vende mucho, también es el mes que más mueve el corazón de muchos. 

Sin lugar a dudas, es en torno a la Navidad -aunque se quiera borrar su sentido- cuando muchos hombres y mujeres de buena voluntad, en el ruido o en el silencio, salen al encuentro de muchos otros que lo pasan mal a causa de la dificultad, la pobreza o la enfermedad.

Es cierto que a veces se da mucho y a veces se da poco. Sin embargo, qué precioso y valioso es percatarnos que, aun en medio de noticias y situaciones complejas, todavía somos capaces de dar y compartir de lo que tenemos.

En torno a la Navidad es preciso percatarnos que no se trata solamente de dar por “sentir bonito”, sino que se trata de dar y compartir por hacer bien al otro… y qué mejor si ese otro no tiene nada para recompensar. Como se dice “dar sin esperar recompensa”. 

Dar para que una buena acción se siembre en el corazón de cada ser humano y que, así, su bondad no se apague. Recordemos: el bien crece en lo sencillo y, a veces, en silencio.

Si somos atentos nos daremos cuenta que hoy, después de casi dos años acechados por la pandemia y atareados por los problemas políticos, sociales y económicos (mismos que llevan a miles a migrar a otros sitios), es urgente re-inyectar esperanza y bondad en el corazón de cada ser humano.

Es preciso el movimiento del dar, así como Dios da a su hijo, para que nadie pase ni frío ni hambre.

Es preciso que no dejemos de lado la oportunidad de compartir algo de lo que tenemos.

Para los cristianos diciembre es el mes de la espera de la Navidad, el adviento. Para todos es una llamada a estar preparados para compartir y con ello buscar sanar, re-conciliar y re-construir una mejor sociedad: más humana y más justa.
Luis Donaldo González P.

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