Incertidumbre total en el autotransporte

El 2021 ha resultado un año muy complejo para la industria del autotransporte, algunos empresarios del sector incluso lo han catalogado como un peor año que el 2020, eso, a pesar de la presencia del COVID-19 que afectó gravemente sobre todo el segundo trimestre de ese ciclo.

Los argumentos del sector empresarial que participa en el autotransporte, tienen que ver con el impacto que ha tenido la industria automotriz en el país, incidido por la falta de microcomponentes, pero también de otros insumos que escasean por la demanda que existe a nivel mundial de acero, aluminio, plásticos, caucho; todos necesarios para la manufactura.

La industria automotriz es intensiva en el uso de la logística, tanto en las importaciones de materiales por los litorales, como por la frontera norte, y también en las exportaciones de componentes y autos terminados, principalmente a Norteamérica y en ello a Estados Unidos.

Este factor se combina con una alta demanda que se tiene de servicios de autotransporte y logísticos en general en Estados Unidos, y que como se ha visto ha colapsado los puertos del este, pero también tiene un efecto en el autotransporte.

De manera reciente, en el ETYL de T21, Fernando González de PAM Transport hablaba que la relación de cargas de exportación ha alcanzado niveles de 11 remolques por cada tractocamión, lo cual no necesariamente se traduce en un beneficio para el transportista, y mucho menos en mejorar las tarifas, como sí está sucediendo en Estados Unidos.

A pesar de este escenario, en la más reciente encuesta del Índice de Confianza del Transporte y la Logística (ICTYL), cerca de 140 empresarios y directivos relacionados, prevén que el cuarto trimestre (4T21) tenga una mejor perspectiva para sus negocios, luego de haber tenido un ligero descenso en el 3T21.

Sin duda que el mercado está convulso, y tanto los usuarios del servicio de transporte como los proveedores, deben tener cada vez una relación más cercana para alcanzar resultados positivos.