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Una valiosa lección

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Ahora que ya pasaron las campañas políticas para las elecciones de este año, paso lo de los recuentos de votos, lo de los reclamos y los reconteos de los votos de las mismas elecciones, se dispara nuevamente los casos de Covid-19 en la ciudad, en el estado y en el país.

Como si se tratara de una crónica de una muerte anunciada, las mayorías de las candidaturas recorrieron la mayoría de las entidades, entre ciudades y municipios, y con todo esto lo único que se logro es que termináramos en semáforo rojo y con las limitaciones que el Gobierno del Estado ya puso en Fase 1, ósea, todo para atrás.

Curiosamente desde la principal tribuna mitotera o alborotadora, refiriéndome a Palacio Nacional, se dijo y se presumió que íbamos a toda madre, que ya habíamos vencido la tan mentada curva y que teníamos dominado al virus, tal fue así que se pusieron la mayoría de los estados en semáforo verde, obvio, sobre todo los estados donde se elegiría al Ejecutivo estatal, pero no así para las demás entidades donde solo pasarían a elegir diputados locales y alcaldes.

Y en este contexto, la ciudadanía y candidatos se sintieron con la libertad de salir a las calles a hacer actos proselitistas, pegoteos, besar bebes y abrazar viejitos como si nada pasara, como si el virus que a matado a millones en el mundo ya hubiera quedado en el olvido.

Todos argumentando que se estaban cuidando y que estaban tomando las medidas necesarias y demás, y si, solamente que esto aplicaba para los candidatos y sus seguidores mas cercanos, y no me refiero a los seguidores que acabaron con un bronceado de esos de playa, no, me refiero a los seguidores mas cercanos los cuales se subían a la misma camioneta donde se subía el candidato o candidata, a esos si les corrieron pruebas para ver que no hayan sido infectados y no representaran un riesgo para la salud, y si, la salud de ellos mismos, no la del pueblo.

En esta última campaña y elección se reflejó lo que por interés le conviene a la clase política, no al país, no a sus ciudadanos ni habitantes, los actos proselitistas se vieron de una manera de como si nada pasara, como si la pandemia hubiera desaparecido, y está nada mas de ver la cronología de los semáforos, cuando milagrosamente pasamos de estar mas o menos a estar bien, y nada mas se dio el ultimo plumazo y las constancias de mayoría de votos por parte del INE y todo volvió a la normalidad, si, la normalidad que teníamos antes de las campañas, esa normalidad donde los hospitales estaban con pacientes encamados por estar infectados de Covid-19, por personas recluidas en sus casas por dar positivo para el mismo vicho.

Y es aquí con las cifras que al día de hoy tenemos de infectados y nuevos casos de esta enfermedad, nos damos cuenta que para la clase política, los ciudadanos de a pie, como usted y como yo, nada mas somos el instrumento para que las urnas se llenen para que unos cuantos se vean beneficiados y pueda acceder al poder, porque como bien digo: Político que no aspira al poder, no sirve, ni se sirve, ni servirá.

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