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Desafuero, Congreso y democracia

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Lo ocurrido la semana pasada en la Cámara de Diputados no es un hecho irrelevante para el futuro más próximo de nuestro País.

Por eso, con sencillez y como mero aporte para le reflexión, me atrevo a esbozar lo que alcanzo a vislumbrar de este peculiar acontecimiento:

En primer lugar, desconozco si el Gobernador de Tamaulipas es responsable de lo que se le acusa o no. Si lo fuera, estoy convencido de que debe ser juzgado.

En segundo lugar, sé que los diputados no tienen la capacidad para declarar a alguien culpable o no. En teoría eso lo ha de determinar la justicia competente.

Lo que hicieron con el Gobernador fue votar para promover su desafuero, es decir, que se le pueda juzgar e incluso remover del cargo. En otras palabras, se le quitó una protección.

Esto, sin duda, suena muy bien cuando tenemos en nuestra historia a otros gobernadores que por sus faltas están o merecen estar en la cárcel.

Ahora bien, no podemos negar que este proceso llega muy a tiempo y contexto para las próximas elecciones. Tampoco que si bien no es un juicio formal sí fue un juicio mediático.

Repito, si el Gobernador de Tamaulipas es corrupto ha de juzgársele. Pero hacer juicios mediáticos para afectar la elección, a mi modo de ver, es también es un modo de corrupción. Es jugar con ventaja.

Es provocar que los ciudadanos, a veces llenos de coraje y decepción, voten por los que hacen de justicieros.

Indirectamente -entre comillas- es coaccionar la libertad electoral del pueblo.

Hasta aquí dejo ese punto para entrar en otro que es causa y, a la vez, se deriva de él: por los malos manejos e irresponsabilidades de algunos funcionarios sumados al discurso justiciero y esperanzador de otros, el Congreso tiene una mayoría de un solo partido, y esa mayoría -como parece lógico- quiere hacerse todavía más grande.

Sin embargo, esto es un problema muy importante: que el Congreso, por la importancia y responsabilidad que tiene, “se pinte de un único color”, el color del presidente, afectaría mucho a la democracia. La podría incluso desaparecer.

Me atrevo a afirmarlo así porque ya se ha visto que los seguidores del presidente defienden y asumen obedientemente todo lo que de él viene. Y, tristemente a veces he llegado a pensar, que lo hacen incluso negándose a sí mismos o rechazando su propia conciencia.

Con todo esto no pretendo defender al Gobernador. Siempre estaré del lado de la justicia, sin embargo, lo que sí quiero es, con este ejemplo, dejar ver que más allá de grilla política -en lo local y nacional- el país está corriendo un grave peligro. Entre otros muchos, el de perder la pluralidad en el gobierno y la libertad y el derecho de oposición.

Los ciudadanos tenemos que estar bien atentos y participar en conciencia. Hoy nos urge votar por hombres y mujeres capacitados para gobernar, hombres y mujeres de conciencia recta y libertad frente a la injusticia y la deshonestidad. 

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