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Un cierto olor a fanatismo político

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Cualquier fanatismo nos cierra posibilidades, cortando el diálogo nos divide y nos hace, incluso, perder el suelo y la cabeza. 

Abordo este tema, aquí y así, porque tengo la sensación de que las ya iniciadas campañas políticas en nuestra ciudad -y en todo el país- tienen un cierto olor a fanatismo: ya sea a un partido, a una ideología, a un discurso, a una persona. 

Lo percibo tanto en lo ciudadanos como en los candidatos. 

Esto no es irrelevante porque los fanatismos en política no hacen más que dividir y terminan por dañar la democracia. En otras palabras, imposibilitan el bien común y ponen freno al auténtico desarrollo de México. 

Por eso, en pleno inicio de campañas, me atrevo a hacer un llamado a lo ciudadanos a ser realmente atentos y cuidadosos. Les recuerdo: ningún político es el mesías, tampoco superman. Por más que prometan y prometan es deber nuestro analizar y conocer. A ellos, sus propuestas y a quienes les rodean (ninguno viene solo).

En segundo lugar, hago un llamado a los candidatos y a sus equipos: no se traicionen a sí mismos; nuestra sociedad necesita hombres y mujeres honestos que trabajen bien. 

No usen solo la retórica, usen su propia conciencia y los datos reales. 

Necesitamos más políticos que piensen y que sean fieles a sus principios… y menos que sean capaces de “vender su alma al diablo” por conseguir un puesto público. 

No es el momento para la guerra y la división entre los ciudadanos. Por el contrario, en medio de la crisis sanitaria, económica y política, es el momento de usar la cabeza y usarla bien. De cumplir con nuestro deber de participar y ejercer nuestro derecho a una participación digna y clara. 

Donaldo González

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