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México necesita menos “pan y circo”
Una forma -nada nueva- de gobernar es mantener al pueblo entretenido “con pan y circo”. Es decir, dar a los ciudadanos lo que aparentemente necesitan escuchar y comer.
Este modo de trabajo puede prometer un pueblo satisfecho y en orden… así ya lo creían los romanos y muchos otros a lo largo de la historia. Sin embargo, este recurso es peligrosísimo ya que, además de lo anterior, da también lo que se debe “saber y conocer”.
Sin duda es una trampa que encasilla y limita la creatividad y al criterio de los ciudadanos, ya que les introduce en una insana dinámica de “sometimiento” al poder.
Sin apuntar ni siquiera un poco a la anarquía, tengo que decir que una sociedad de ciudadanos sin criterio y sin creatividad solo deriva en problemas tan serios como la pobreza, el hambre, la destrucción, el mero egoísmo o el autoritarismo. Lo mismo digo de un gobierno sin opositores o sin voces críticas
que evalúen su desempeño.
Lo ya dicho es justo lo que la democracia pretende evitar. Por eso, sin temor a equivocarme, puedo decir que esto es justo lo que México no puede permitir.
Hoy México necesita voces sólidas y fundamentadas. Mentes críticas y
observadoras.
Necesita ciudadanos de ojos abiertos y mente crítica que sean capaces de pensar, denunciar y alzar la voz en favor del bien común.
Mexicanos dispuestos a apostar por el auténtico desarrollo y no solo busquen
venganza por las injusticias del pasado.
Mexicanos capaces de dialogar para trabajar y construir mejor el presente y el
futuro, y no solo capaces de dividir entre “buenos y malos”.
Ciudadanos que verdaderamente quieran y respeten a su pueblo procurándole
una vida con dignidad a todos los ciudadanos y no solo a sí mismos, ni a los de
un color, una ideología o un partido.
Mexicanos que no se deslumbren ante la propuesta del mero asistencialismo
que alimenta y entretiene, pero que somete las libertades y, con discursos
“bonitos” o “agradables”, nubla el entendimiento.
Hoy a México le urge aceptarse herido no solo para lamentarse, vengarse y
acabar con todo lo que se relacione con los males ya vividos. Sino para buscar
sanar con diálogo, con honestidad y con esfuerzo de modo que se genere el
desarrollo para todos los mexicanos y se evite caer en los mismos errores.
Hoy a México le urge más educación, salud, respeto y trabajo, es decir, más
desarrollo y menos “pan y circo”. Más diálogo y menos venganza. Más criterio y
menos bilis.